Cuando la caridad combina con la cartera y los zapatos





Arrancando el año escolar, desempolvé mi cara de gente seria y mis mayores deseos de hacer algo útil por el colegio de mis hijos movida por el mismo impulso que me llevó a estar 3 años “ad honorem”  en el condominio de mi edificio: ese sentimiento de que uno no puede pasar por esta vida y no dejar huella, involucrarse, ser parte del cambio.

Así que en la primera Asamblea como todos los años fui, escuché, revisé cada papelito que me dieron y ¡sorpresa! Este año además tenía premio extra con la aparición de la Resolución 058 y su trabajo a cuestas.  Me anoté en la consabida lista de delegados de curso, me leí reglamentos, escritos, volantes, cualquier cosa impresa sobre el tema y me dispuse a colaborar.

Llegado el día de la primera reunión seria de la Sociedad de Padres y Representantes (que  en muchos colegios casi parece parte de una sociedad masónica milenaria por el secretismo), estaba en la tercera fila, con mi bolígrafo y papelito a mano y mil preguntas y propuestas basadas en la problemática actual del colegio cosa que, pensaba yo era de lo más importante a tratar.

Saludos, punto 1, punto 2, una escaramuza, solución, punto 3, punto 4 y llegamos a la tradicional y gran acción de caridad del año con las niñas sin techo a las cuales la congregación da abrigo. Antes de seguir, aclaro que no tengo nada en contra de la caridad, por el contrario apoyo toda causa llevada en forma legítima y desinteresada a favor de quien lo necesite pero es que lo que vi a partir de aquí, supera cualquier película de Almodovar y El Chiguire Bipolar juntos.

La reunión se centró en una fiesta de Navidad para los pobres con regalos incluídos basados en una donación “voluntaria” ya establecida en números y artículos para cada padre.  Se debatió porqué fiesta para ellos y no para nuestros niños pero la respuesta fue un escueto: “los niños deben vivir la pobreza para sensibilizarse con sus necesidades” (mientras se agregaba a la lista de cosas a regalar a los pobres un tv 42¨) y así seguimos en una “party planning” extenso. 

Como estaba dispuesta desde el principio a colaborar, me anoté a recaudar el dinero y hacer compras necesarias y me lanzaron mi lista de regalos “sugeridos obligados”: sábanas, toallas, ropa de calle, de noche, zapatos, relojes, etc. en juegos de 25. Recolecté el dinero que gustosamente los padres accedieron a darme sin criticar la cantidad ni a los que no quisieron o pudieron. Siempre he creído que la caridad nace y no se puede forzar.

Con mis realitos a cuesta, hice mi modesta compra (no es fácil tooooodo eso con 900 Bs. en tiempos de crisis) y me fui al Centro de Acopio convencida de que las hermanitas de la caridad voluntarias estarían felices porque, aunque poco era bueno. Cual  fue mi sorpresa al encontrar a un grupo de gárgolas echando pestes sobre las donaciones recibidas, con frases tales como: “le pedimos 70 y nos dio 50, ¡que miserableeee!!!” y pare usted de contar, criticando la supuesta buena posición económica de todos razón por la cual debían dar eso y más y llenándose de flores, auto alabándose con su obra y su “misericordia”.

Entregué mi parte y me retiré sintiendo que en vez de haber hecho un acto de caridad, había entrado al inframundo entre las patas del Cancerbero  junto con Ades y su Combo.

Esa sensación de que la caridad se desfiguraba y se convertía en algo que daba status, “caché”, nombre y hasta pasajes en primera clase al cielo es más o menos la misma que sentí  frente a los sacrificados rescatadores de animales que se sienten a un paso de figurar junto a San Francisco de Asís en el próximo almanaque de los hermanos Rojas, special edition o junto a las sosegadas damas de la iglesia que juntan ropa para los necesitados, pero primero revisan y se quedan con lo mejor y el resto lo regalan.

Comprobé que vivimos en una sociedad donde la caridad no es un acto de fe y amor al prójimo en muchos casos. Es un accesorio de moda, algo que nos coloca por encima de otros “miserables” que no son como nosotros pero que, dantescamente tiene cuotas, status, requisitos y grados para su calificación. 

Se puede ser  MUY caritativo y hacerse propaganda uno mismo para figurar como toda una estrella de la compasión repartiendo cosas a una causa X, en fecha X y para que me vean fulano y zutana. Otros prefieren  salvar perritos e insultar al resto del mundo porque no lo hacen y así, hacerse una reputación sólida en el ramo y hay quienes simplemente, les encanta un cotilleo, una obra, un acto social y se anotan en mucho aunque no estén sensibilizados ni un gramo con esa realidad.

Esos grupetes son aquellos que año tras año se llenan la boca con su caridad y misericordia, que juzgan la capacidad de dar de los demás olvidando la parábola aquella sobre la limosna del rico y la anciana pobre, que dan y dan pero para que las vean y en su casa, su espacio son estériles y que se flagelan diciendo siempre con una sonrisa, zapatos y bolso a tono donde las vean: es que somos muy sensibles con los necesitados.
Afortunadamente, no todos son así y siguen y seguirán existiendo aquellos que realmente practican la caridad. Aquellos que en silencio, de corazón dan su vida, su tiempo para ayudar a otros. Aquellos que entienden el valor de una donación por más pequeña que sea y siempre tienen una palabra de agradecimiento en los labios. Seres invisibles que actúan como verdaderos ángeles sirviendo.

Los vemos en la vecina que siempre tiene algo de comida para los demás, el que tiene ropa para quien la necesite, aquella que cuida los niños de todos o el que te da la cola aunque sea a dos cuadras del infierno. En las miles de obras silenciosas donde se forman seres humanos maravillosos  de niños sin hogar y amor. Seres de luz, de amor, de caridad en todo su sentido y esos no necesitan luminarias porque brillan con luz propia.

Photo by Natanni on Unsplash


Comentarios

  1. Excelente reflexión, a menudo me encuentro en la disyuntiva de ayudar, regalar o dejar pasar porque estoy convencido que detrás de estas cosas existe una franquicia comercial de deterioro social, no ayuda si no corrige, si no se sale de la miseria...!!!

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