Unidos en matrimonio hasta que cualquier cosa nos separe




En estos últimos meses me he topado con una gran cantidad de parejas que se han disuelto por los mil y un motivos posibles. Parejas las cuales consideraba estables, fuertes, bien constituidas y que luego vi desmoronarse como si nada terminando en divorcios terribles. 

Viendo y escuchando la larga exposición de motivos de muchos de los implicados comencé a pensar en la razón por la cual, hoy en día los matrimonios duran tan poco siendo el mejor ejemplo del absurdo el matrimonio de Kim Kardashian de 72 días.

Una de las primeras cosas que me vino a la mente, partiendo de mi experiencia personal es el hecho de que muchos van al matrimonio con una idea azucarada, casi falsa de lo que significa la vida en pareja y comienzan a chocar, casi de inmediato al salir de la iglesia con una realidad que los asfixia, decepciona y obstina. Y en un asunto de labor social y también un poco de ocio intelectual y ganas de escribir, decidí hacer una listica muy personal de mis mejores consejos para sobrellevar la vida matrimonial si así lo desea usted. 

1- Deje de creer que el matrimonio es un estado constante de amor empalagoso donde usted va a caminar por su casa y en cada encuentro con el ser amado perderá la respiración, temblará y sudará. No señor, no es así. Si algo trae la vida en pareja es la cotidianidad y eso hace que comience a ver a su pareja con normalidad, sin aspavientos. No se asuste si en algún momento lo ignora: no está frente a una crisis horrible, simplemente es humano. 

2- Si bien estoy de acuerdo en el asunto de mantener la llama, los detalles, llévala al cine, etc, etc, también creo que se ha exagerado y llevado a un asunto tan puntual este aspecto que hay muchas mujeres (si, mujeres, seamos honestas) que mueren si su marido no vive llenándolas de detalles como flores, salidas, halagos y demás. Deje de ver el manual o empiece a conocer a su pareja y conéctese con la forma de dar amor de la misma. No todos lo demostramos igual, no somos clones de la Guerra de las Galaxias.

3- Olvide aquello extremadamente romántico pero totalmente ilógico de andar con su pareja para todas partes como Meteoro con Chito. Eso solo ocurre en comiquitas (y muchas veces es mal visto) y solo es signo de una pérdida de personalidad de las partes e invasión del espacio personal. La vida en pareja requiere, necesita, EXIGE la vida individual de los integrantes para poder alimentarse. Si no, morirá de aburrimiento cuando todo se sepa, todo se comparta. Entonces, ya sabe: no caiga en crisis cuando su pareja quiera salir con sus amistades. Haga lo propio: haga lo mismo y no por venganza sino por el puro gusto de seguir siendo usted. 

4- A menos que se haya casado con Megan Fox o Ryan Reynolds (según sea el caso) la mayoría de los mortales nos vemos de normalito a medio mal al levantarnos, somos extraños mientras nos cepillamos los dientes, a veces entramos al baño y no cerramos la puerta o gritamos por el papel de baño histéricos. Eso es real, inevitable y ser testigos de ello no debería ser razón para una decepción ya que no nos casamos con una foto sino con un ser humano de carne y hueso. ¡Pare de sufrir! 

5- La mayoría de los seres humanos tenemos etapas de mal humor, días de mal humor, semanas de mal humor. Algunas veces las compartimos con nuestra pareja, otras no. Aprenda a diferenciar cual es cual y no convierta ciertos silencios en batallas campales sobre “la confianza que me deberías tener” y el dolor de sentirse apartado. 

Finalmente, cuando se case y viva en pareja recuerde que el punto inicial siempre será el más importante: PORQUÉ se casó. De esa razón dependerá la óptica con la cual mirará y funcionará su relación. Procure casarse a favor y no en contra de su pareja de entrada. 

Empiece dándose cuenta que esa persona que escogió comenzó a formar parte de su familia desde ese momento y cuando hay hijos, aún más. Quítele las etiquetas sociales a su relación y empiece por ponerle las suyas propias que solo pueden nacer del profundo conocimiento de la pareja. 

Si le pone un poco de todo lo que le he recomendado, más el amor necesario, adobado con una buena dosis de realidad y bajándose de la nube rosa es posible que logre un buen matrimonio y, más que eso una relación que sea capaz de remontar las tormentas que probablemente enfrente porque, eso también es cierto: vivir en pareja es una mezcla de paz y guerra como toda relación humana. Así no terminará o al menos tratará de no terminar en un divorcio cuyas causas sean una bizarra mezcla de quejas domésticas, palabras no dichas, deseos no satisfechos producto de la búsqueda de unos ideales de pareja que solo existen en HBO a medianoche o en Crepúsculo con los inocentes de Edward y Bella. 

La vida en pareja requiere mucho más que amor del bueno, exige los pies en la tierra y la aceptación completa del otro como un ser humano con virtudes y defectos y deslastrado de la terrible obligación de hacer al otro totalmente feliz.


Comentarios

  1. Hola, muy bueno el post y apropiado en estos tiempo, en los que anteponemos nuestros objetivos personales, ideales, gustos, etc ante los de los demás, olvidando que el matrimonio y la vida en familia es un conjunto. Además, creo que mucho de esas batallas campales con la pareja, empiezan primero siendo conflictos internos (no solucionados), si no procuramos ser felices primero con nosotros mismos, aceptándonos en nuestras virtudes, desaciertos y limitaciones, muy difícilmente podremos ser felices con otro ser humano.
    Saludos

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  2. Cierto Carol. Los conflictos no resueltos son el principio de un sinfin de guerras domésticas sin sentido las cuales se ahorrarían con una buena comunicación y sentido común y teniendo en cuenta, como bien dices que el matrimonio y la vida en familia es un conjunto.
    Gracias por pasar por aquí, un abrazo!

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