Luis Antonio





En estos días estaba revisando el Face, tal y como acostumbro diariamente y vi que era el cumpleaños de una bella chica a quien tengo el placer de conocer desde que tenía 5 años. Cumplía 19 años y me dió mucho gusto verla hermosa, estudiando y feliz en su día. Automáticamente vino a mi mente el recuerdo de Luis Antonio y deseé fervorosamente que, en ese momento él tuviera la misma suerte que ella, ya que la vida los había puesto en mi camino a la misma edad y los había visto crecer en caminos distintos.
A Luis Antonio lo conocí un día al llegar del trabajo. Lo encontré sentado en una silla en la cocina de mi casa, con la cabeza agachada y mi mamá arrodillada frente a él, tratando de convencerlo de ir al baño. Al lado se encontraba su mamá hablando a mil por horas explicando que sentía dolor al orinar y le daba miedo, etc etc. Dejé mi cartera a un lado, me arrodillé y por primera vez le ví la cara: lindo, moreno, con unos ojos inmensos y mucho miedo en ellos.
Poco a poco, logramos convencerlo de que fuera al baño y luego de pasado el mal rato, regresó a su casa (el apto. Justo arriba del mío) con su mami. Por mi mamá me enteré que ella estaba limpiando en esa casa y la aceptaron con el niño, así que él vivía allí también y le habían pedido el favor a mi mamá de que le hiciera unos exámenes de laboratorio recientemente , y él se había enamorado de mi mamá y , cuando no podía ir al baño, pidió simplemente que “le trajeran a Ofelia para que lo ayudara”.
Luis Antonio tenía 5 años entonces y se convirtió en un personaje que pululaba por mi casa en forma majestuosa, como si fuera la suya pero, a la vez como un angelito que dejaba alegría en una casa donde la tristeza había hecho nido unos años antes. Mi papá y mi hermano habían muerto dos años hacía poco y mi mamá y yo estábamos tratando de reconstruir una vida, luchando con los vacíos, la soledad, el dolor que no se puede traducir en palabras y una obligación imperiosa de conseguir casa que nos ocupaba todo el día.
El iba todos los días en forma religiosa a jugar con nosotras. Nos amarraba, pintaba, perseguía, escondía durante horas y no había negativa lo suficientemente poderosa para alejarlo de la puerta. Sin darnos cuenta, lo adoptamos en casa, le dimos su espacio, lo ayudábamos en las tareas y nos acompañaba en todo, sin dejar de hacernos reír nunca.
No aceptaba dinero para nada, aún cuando dormía en el piso cuando iba a visitar a su familia en el interior, nos pedía la bendición y nos dejaba notas por debajo de la puerta diciendo cuanto nos quería. Lo único que pidió en los años que compartimos fue cariño, amor, compañía y atención.
Como la mayoría de las cosas en la vida, un día su mamá decidió irse y se lo llevó. Nosotras sentimos un dolor inmenso pero no estaba en nuestras manos cambiar eso.
Con los años supimos de él, lo vimos eventualmente y supimos que, lamentablemente no había tomado un buen camino. Su mamá lo dejó con unos familiares que no lo querían y la pobreza lo rodeaba.
Muchas veces pensé que pude haber hecho algo más por él. Otras me convencí de que no estaba en mis manos. Lo que sí sé es que no salió nunca de nuestros corazones y, hoy en día veo claramente que su llegada a nuestra casa no fue casual, fue por manos de Dios para ayudarnos a retomar el hilo de la vida que sentíamos se había cortado sin remedio.
Nos enseñó a reír de nuevo, a preocuparnos por otro ser, a tener paciencia y ser compasivas nuevamente y dejar de autopalmearnos la espalda con compasión por nuestro dolor.
Fue un Angel y estoy segura lo sigue siendo. Ojalá ahora, a sus 19 años Dios haya recordado a ese tesoro y le haya dado un buen camino, ojalá…

Comentarios

  1. El entorno en que se desarrola la persona y sí los que son responsables de su crianza y educación no son lo suficientemenete creativos para impedir que ese entorno lo perjudique no hay nada que hacer. Siempre he pensado que la escuela, colegio, universidad imparte conocimientos, pero la educación esencial y fundamental está en la familia

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  2. Yo creo que a veces nos topamos con personas en algún trecho de nuestro camino que efectivamente merecen el nombre de ángel. Ojalá la vida le esté sonriendo a Luis Antonio como merece.

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  3. Ojalá Comae. Las bendiciones que trajo anuestras vidas merecen que su vida sea hermosa, como sé que es su corazón. Gracias por seguirme. Un abrazo para los tres.

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