Quienes somos tras el encierro





Hace aproximadamente tres meses, comenzó el largo proceso de cuarentena que nos ha traído hasta el día de hoy. El mundo se detuvo y pareciera que nos obligó a todos a detenernos con él, bajarnos del vehículo y ver, sin filtros la realidad que nos rodea y, lo más duro, la realidad que llevamos por dentro.


Al principio, el miedo y la incertidumbre guió la mayoría de nuestros pasos. Yo miraba asombrada como todo lo importante hasta ese momento dejó de estar en primera plana. Por primera vez, el tiempo ya no era oro, o no lo era en el sentido en que lo habíamos concebido siempre. Pasó a ser un concepto relativo. Ya lo más importante no era convertir el tiempo en dinero, sino convertirlo en vida y no solo en la nuestra, sino en la del que estaba a nuestro lado, aquel que a lo mejor ni conocíamos.



Leímos, aprendimos, investigamos sobre aquel virus que con solo el miedo nos detuvo y nos encerró y cuando ya supimos lo suficiente, empezamos a vernos en el espejo. A lo mejor con temor, muchos casi sin reconocerse porque hacia mucho tiempo que no se veían a sí mismos. Otros empezamos a desempolvar nuestra propia vida en parte, esos espacios que en medio de la carrera contra el tiempo habíamos dejado a oscuras y ahora, con tanto tiempo de sobra podíamos redescubrir. Todos con el asombro de un niño que descubre sus manos.



Han sido días complicados. Llenos de emociones bonitas y otras no tanto. Unos acompañados, otros solos. Familias derrumbando muros, descubriendo grietas, tratando de sanar y crecer en este tiempo. Rodeados de la angustia que nos ha dejado la incertidumbre de no saber quienes seremos en el futuro a corto plazo, como vamos a vivir, cuál será el mundo entonces.



En unas partes del mundo, comienzan a salir, a recuperar su vida o a construir otra nueva. En otros, estamos en medio de la tormenta todavía pero pujando ya por llegar al destino porque hay necesidades que se imponen. 



El aprendizaje en este tiempo es invaluable probablemente, no nos daremos cuenta de todo lo aprendido hasta dentro de mucho. Hemos cambiado, aunque no lo creamos, aunque digamos de la boca para afuera que seguimos siendo los mismos pero no es así. Somos otros. Rompimos el capullo y vamos saliendo, cada uno a su ritmo pero nunca los mismos.



Cerramos ciclos, evaluamos afectos, proyectos, carreras. Lloramos pérdidas. Decidimos aprender de nuevo para ser otros más adelante. Enfrentamos sentimientos que desconocíamos. Descubrimos manos amigas donde no lo imaginábamos. Nos vimos fuertes cuando pensamos que no lo seríamos y débiles en donde juramos ser reyes. Cambiamos. Quebramos. Crecimos.



Ahora es nuestra decisión hacer algo bueno con todo lo vivido. Somos nosotros los que decidiremos si esto será bueno o malo al final. No es la experiencia sino lo que hacemos con ella. 



Por mi parte, me tocó quitarme otra capa de piel en los últimos meses, muchos más que la cuarentena. Regresaré a escribir, otra forma de vida sin duda.



Aquí los espero siempre.


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