Del arte de hacer amigas como un buen hombre





Realmente, uno de mis pasatiempos favoritos es observar, observar y observar el comportamiento humano a mi alrededor. Así sea por circunstancias personales (que no vienen al caso) tanto por curiosidad de la más pura y gatuna no me canso de observar como se comportan las personas que me rodean y hacer análisis, alcanzar conclusiones y aunque sea tratar de entender un poquito más a todos.

Hoy, mientras fregaba y pensaba para variar comencé a darle vueltas a las maneras en como hace amistades  el ser humano y llegué a varios puntos. Primero,  las personas (en su mayoría las mujeres) tienden a agruparse y formar lazos amistosos de acuerdo a su status sentimental. Esto quiere decir que si están solteras, sus amigas serán solteras. Si están casadas, serán casadas. Si tienen hijos casadas, serán amigas casadas con hijos. Si tiene hijos solteras, serán amigas solteras con hijos. Si están despechadas y odian al perro que las dejó, serán amigas despechadas que odien a su vez a su perro y así miles y miles de estados y, por ende de grupos sociales.

En segunda instancia, dichos lazos se establecen (en su mayoría las mujeres reitero) por el tiempo que dure el estado sentimental en casi todos los casos. Es decir, si estoy soltera feliz seré amiga de solteras felices hasta que me case y necesite  compartir mi estado con otras semejantes y relegue a las solteras que hasta hace poco amaba y no podía vivir sin ellas.

En cuanto a los hombres,  he visto que este patrón se repite aunque con menor frecuencia. Los hombres parecieran relacionarse más por sus gustos personales que por sus estados emocionales. Son tan felices siendo amigos de cualquier otro soltero, casado, divorciado, dominado, viudo,  etc , etc  siempre y cuando comparta sus gustos.

A la luz de toda esta reflexión casi matemática me di cuenta que muchas veces las mujeres nos sentimos solas a nivel personal y concretamente de amigas por esa segmentación que establecemos a lo largo de nuestra vida. Buscamos amigas que compartan nuestros sentimientos, que se identifiquen pero no amigas con quienes crecer, compartir, aprender y evolucionar con el paso del tiempo.  Tratamos más allá de la adolescencia de seguir teniendo equipos, grupos, clanes que funcionen como grupos de apoyo emocional pero no nos damos cuenta que eso a veces nos limita en el crecimiento como personas.

No digo que sea mal ese sentimiento de solidaridad femenino que nos lleva a actuar en manadas pero si creo que debemos aprender un poco más de los hombres en el arte de la amistad. La mayoría de los hombres conservan sus amistades a pesar de las diferencias en sus estados de pareja, no importa si se casan, se divorcian, se arrejuntan: si son amigos, siguen siéndolo hasta el fin de los días.  Comparten de acuerdo q lo que llevan por dentro más que por lo que son en pareja con alguien, eso les proporciona una base más fuerte a sus relaciones amistosas que a muchas mujeres. Y no crean que porque los hombres no lloran cuando se ven ni se griten “amiguiiiiiiiiiiiiiiiii” son fríos e insensibles. Seamos honestas: nosotras le podemos decir “amiguiiiiiiiiiiiiii” a  otra en el plazo de 24 horas si nos sentimos identificadas con algún cuento llorón. 

Como mujer, no niego haber caído bajo el patrón que describo, sobre todo en la adolescencia pero con los años ha sido distinto y hoy día cuento con una variedad casi digna de una feria gitana donde puedo contar amistades, conocidas, cariños reales y virtuales de toda naturaleza en cuanto a amigas se refiere.  He logrado mantener los lazos en una gran cantidad de amistades a pesar de los cambios de estados de pareja de ambas partes y, aún cuando el día a día ha establecido distancia en algunos casos, sigue siendo posible el compartir por encima de todo.

Me encantan mis amigas solteras porque, si bien con esposo e hijos no cuento con el tiempo y la oportunidad suficiente de irme de correrías con ellas, todavía podemos hacer “pijamadas” hasta la madrugada donde hablamos, bebemos, fumamos y destrozamos a la mitad del mundo como buenas mujeres o nos vamos a un concierto juntas y gritamos con locas desgreñadas sin vergüenza alguna o pasamos horas chateando arreglando el mundo, sin importar la hora.

Las grandes madres que he adquirido en mi lista en estos años escolares son un grupo especial que me ha dado la oportunidad de compartir la experiencia de ser madre, tanto en lo bueno como lo no tan bueno y fácil y son aquellas que, cuando juras que eres la peor madre del mundo te dicen que ellas han hecho lo mismo y te devuelven el equilibrio.

Mis lindas amigas que no pasan los 25 y que conozco desde sus 19 al menos son de lo más fresco y encantador del mundo. Me recuerdan lo que se siente cuando se tiene novio en esa edad, la sensación de que eso es lo más emocionante del mundo, la necesidad profunda de matarlos cuando hacen algo y esa ambivalencia entre ser mujer grande y madura pero seguir siendo adolescente en el fondo.

         Todas y cada una las llamo amigas porque no todas las amigas son iguales pero si únicas en su estilo y agradezco a la vida haber nacido con la capacidad de hacer amigas como un buen hombre, sin que me importe su estado sentimental porque al final ese puede cambiar cada tres meses, lo que no cambia es lo que nos identifique como seres humanos y nos una o nos separe por siempre.

Hagan la prueba mujeres: hagan amistades como los hombres… no se arrepentirán.


Comentarios

  1. Hola, buenísima la reflexión. Aunque comparto que suele ser el denominador común la identificación emocional, mi caso dista mucho de ser así... Más bien, me identifico con la última parte de tu relato. Será porque tengo la virtud y dicha de establecer rápidos lazos con mis semejantes (y no tan semejantes, quizá...), y a lo largo del tiempo he establecido buenas relaciones de amistad con otras(os), y que abarcan diferencia de edad, posición, profesión, edo. civil, hijos, modos de ver la vida, etc etc... Y esos son los detalles de los que me he enriquecido... Pero excelente reflexión! Carol Dávila.. Saludo

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  2. Gracias Carol! Comparto contigo el punto del enriquecimiento que ofrece la capacidad de establecer lazos por encima de las diferentes condiciones emocionales, sociales, espirituales. Se descubren cosas increíbles, se crece, se aprende y eso vale oro.

    Un abrazo.

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  3. Exelente me gusto la manera como describes, las relaciones de ustedes las damitas; y como en ocaciones suelen ser tan diferente a la de los hombres. Cada persona representa una nueva oportunidad de amistad solo resta darse el permiso y disfrutarla.

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  4. Hola Esther, es mi primera vez que visito tu blog. Es muy bueno e interesante. Por ahora no quisiera seguir leyendote para poder disfrutar de la lectura en otras oportunidades
    Respecto a tu nueva reflexión, en primer lugar me sorprende mucho lo que puedes hacer cuando fregabas; agrego para un argumento adicional a lo que visualizaste "los hombres son de martes y las mujeres de venus".
    fervegas76@twitter.com

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    1. Hace tiempo leí tu comentario y quise contestar pero pr una cosa u otra no pude. Gracias por leer y tomarte tu tiempo para opinar. Gente como tú hace un placer el escribir...y es cierto, somos de planetas distintos. Saludos.

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