Cómo hacer para que deje de llover




En estos días coloqué un video en Facebook realizado por una chica y subido a Youtube que llama a detener el acoso escolar alegando que ella ha sido acosada y maltratada de palabra durante mucho tiempo y eso le ha causado un daño sicológico y emocional. Una de las frases que utiliza es que las palabras pueden herir tanto o más que los palos y las piedras.

Mi aporte a esta información fue un llamado a detener el acoso partiendo de educar niños en nuestros hogares con respeto, con el sentido del daño que pueden causar las burlas a otros niños y con la conciencia del valor del ser humano como igual, digno de respeto y consideración que ellos mismos esperan obtener.

Las opiniones fueron diversas y diría que se pueden dividir en dos grupos: aquellos que alegaban que más sencillo era educar niños que supieran enfrentar el acoso, ignorar la agresión y continuar adelante, partiendo de una buena autoestima que les permitiera desestimar insultos, etc. La otra parte opinaba, al igual que yo que lo más importante era actuar sobre el acosador como tal y tratar de detener la violencia desde allí, tanto con los padres como los hijos.

Al final de la larga discusión me quedé pensando sobre el tema y me puse a investigar un poco y hallé, desde innumerables relatos sobre acoso escolar, pasando por el acoso laboral hasta noticias interesantes sobre países como Australia que han decidido castigar el acoso laboral legalmente.

De este ejercicio me quedó una duda que aún no tiene respuesta: ¿cómo se detiene el ciclo de la violencia?. Haciendo un paseo puedo ver que, aunque las manifestaciones son distintas la violencia se mantiene como una constante en nuestra sociedad y ha ganado terrenos con el tiempo aunque no deseemos verlo. Empezando por el tema del acoso escolar, la violencia de los niños y adolescentes se ha vuelto cotidiana, su incapacidad para socializar y la manera como utilizan el insulto, chantaje y el maltrato físico para obtener lo que desean son evidencia de que algo anda mal, sin duda.

Cuando hurgamos en la vida de los acosadores encontramos hogares disfuncionales, divididos y con padres que mantienen relaciones de pareja y de familia difíciles, repitiendo estos niños esas actitudes en la escuela.

Si nos paseamos por el acoso laboral, sin ir muy lejos encontramos adultos con muchísimos problemas emocionales no resueltos, autoestimas lastimadas y patrones de socialización alterados.

Con encender la Tv tenemos un buen paseo por la violencia social refinada si nos sentamos una hora con cualquier reality show que escojamos. Desde el más rosa hasta el más crudo, nos lleva por un viaje de personas rencorosas, capaces de hacer lo que sea por lograr un “sueño” sin importarles el vecino. Difaman, traman trampas, etc. sin el menor pudor o, peor que eso con un orgullo mayor y lo exponen ante las cámaras con una sonrisa.

Seguí pensando sobre las opciones ofrecidas en la discusión como el castigo ejemplar, leyes, etc . y siempre volvía al mismo punto ¿cómo detener ese ciclo? ¿el castigo cumple ese papel?. A mi juicio, no. Sólo ofrece la alternativa de detener la violencia de forma puntual pero la realidad demuestra que se sigue multiplicando en otras áreas aunque la reprimas en una.

Al final de todo, sentí que como sociedad en el tema de la violencia estamos en el punto en que no sabemos cómo hacer para que deje de llover, sino como protegernos de la lluvia y estamos criando niños para defenderse, leyes para protegernos pero no hombres que aprendan a manejar sus conflictos sin violencia, estables emocionalmente, con un alto sentido de respeto por el ser humano y, más aún capaces de defender el derecho de otros a ser tratados con dignidad.

Yo sigo creyendo, pensando y practicando la educación de mis hijos en la no violencia pero no en aquel título rosa de no pegarles una nalgada nunca, sino en la práctica del respeto mutuo. Para esto, trabajo en que tengan una alta autoestima pero que sean lo suficientemente sensibles hacia sus semejantes como para reconocer el maltrato y tratar de detenerlo. No es fácil en un mundo donde el que es más macho, es más “respetado”, el que defiende a otro recibe la frase de ¿acaso es hijo tuyo? o el mote de chismoso y metiche pero me mantengo en ese rumbo. Es la única forma de poder responder una pregunta de mi hijo , hace un año: ¿porqué si es válido pegarle al que me molesta en la escuela y no puedo pegarle a mi hermana si me molesta?. Allí vi que la violencia no podía ser un asunto relativo y si él no lograba entenderlo ni sentirse a gusto con ese concepto, debía orientar mis esfuerzos a criarlo con la visión de que la violencia es sólo un recurso mal empleado, pero no la salida adecuada.

Comentarios

  1. Luego de ser la mayor parte de mi vida una persona verbalmente violenta y luego de largas sesiones con mi psicóloga, la cual hace 6 meses me dio de alta, te puedo decir que la respuesta a tu interrogante es: AUTOCONTROL.

    Hay que enseñar a nuestros hijos autocontrol, pero desde el ejemplo, así que nosotros debemos practicarlo antes, sentirlo, tenerlo, manejarlo.

    ¿Cómo les enseño autocontrol a mis hijos? teniendolo con ellos a la hora de diciplinarlos, negociar, tener paciencia, siempre darles una opción, de hecho siempre intento dar 5 opciones distintas en donde ambos podamos ganar y se cumpla el objetivo final, explicarles todo y si ya denotas un capricho, un ciclo de ideas que no deja salir al niño de su empecinamiento le digo que tiene que darme una opción donde los dos ganemos hecha por él o elegir una de las que le he dicho, sino no tendrá ningún beneficio e igual se harán las cosas y ya por última instancia (casi siempre de 30 a 45 minutos negociando) una nalgada que para mi es importante siempre decirle la cantidad que se le dará: "te daré dos nalgadas si..." y no pasar de la canrtidad que dijiste y siempre darlas si las ofreciste.

    Arreglar los juguetes, sacarse la sangre, hacer la tarea, ponerse inyecciones... básicamente si el tema es educación o salud son cosas que solo negocio lo que obtendrán o lo que podran hacer antes o despues de hacerlo, pero son cosas que para mi no son removibles. Se hacen y punto, d ela manera que llos quieran pero se llega hasta allá, en otras cosas soy mucho más flexible.

    Si anticipas todos tus movimientos, los analizas y ademas lo cumples luego que decidiste hacerlo, tienes autocontrol, con personas adultas este proceso lo hacia mentalmente cuando estaba agarrando al toro por los cachos, jejejeje ya lo hago más automático sin pensar en procedimientos, pero a mis hijos tengo que decirles todos los pasos para que lo aprendan a medida que los aplico.

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  2. Ciertamente Moni. El Autocontrol es una de las prácticas que trato de ejercitar con mi hijo sobre todo para que aprenda a manejar las situaciones sin violencia de ningún tipo.

    Ambos hemos hecho un pacto de corregir al otro cuando tengamos alguna actitud violenta (sea física o verbal) e incluímos al resto del grupo familiar en el pacto. Nos decimos: Epa, eso no fue agradable. Fue violento. Y debemos detenernos y buscar otra forma de expresar lo que sentimos .

    Inclusive, mi hijo escribió en una hoja el porqué consideraba que ser violento no era apropiado y que técnicas usaría para controlar la rabia en caso de que fuera necesario. le enseñé a respirar hondo, relajarse, poner la mente en blanco y reconsiderar la situación buscando un punto positivo. Allí es donde entra la negociación que comentas como una herramienta sumamente útil.

    Mi esperanza es que por cada padre como tú, crecerán hijos con mayores opciones positivas para manejar los conflictos y que, al final la violencia se minimizará para bien de todos.

    Gracias por el comentario Moni! Un beso!

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  3. Aún pienso en este tema (desde que lo colgaste en FB), pienso en mi pequeñín, pienso mil cosas a la vez ... y sobre todo, pienso en cómo ser mejor cada día para enseñarle a él.

    Gracias por compartirlo!!

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